Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Maestría en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos para la Lectura y la Escritura
Profesora: Angélica Silva
Cohorte: 2008- III
Participante: Maryuri Peña
(Texto de Opinión)
En relación con la práctica pedagógica, ésta es de suma relevancia en la formación de los estudiantes, porque constituye el medio más significativo para la adquisición de los saberes. No obstante, se ha hecho evidente lo monótono y rutinario, que se han tornado los mismos en las aulas de nuestras instituciones educativas. De allí que en esta práctica, se reste importancia a lo que se va aprender y más a un la enseñanza de la lectura y escritura de los educandos en correspondencia con sus propias debilidades, convirtiéndose así tal situación en una problemática del día a día en las aulas de clase. Dicho problema se reduce a un grupo de interrogantes que deseo desarrollar como propósito de esta argumentación ¿Cuál es la razón de las prácticas pedagógicas rutinarias en la enseñanza de la lectura y escritura? ¿Por qué se les dificulta a los maestros la enseñanza de la lectura y la escritura? ¿Están los maestros dispuestos a cambiar su praxis pedagógica para la enseñanza de la lectura y escritura?
Actualmente, la acción pedagógica de los docentes se centra en la enseñanza básicamente de una serie de contenidos inmersos en un programa que condiciona el aprendizaje de los educandos. Esta praxis deja de un lado las individualidades, las necesidades, los intereses de los discentes y, de quien no alcance a desarrollar competencias y destrezas comunicativas (hablar, escuchar, leer y escribir) para participar con éxito en el mundo del mañana. Por consiguiente, la única postura asumida por este maestro para el logro de tales competencias es la tradicionalista.
El docente que asume una filosofía tradicionalista de enseñanza no ha logrado comprender la gran utilidad individual y social que tienen los procesos de lectura y escritura, además del valor comunicacional que poseen en los entornos alfabetizados. Ahora bien, todo este panorama evidencia, a mi modo de ver, la falta de una concepción teórica que oriente la práctica pedagógica encaminada al aprendizaje y desarrollo de la lectura y escritura como procesos trascendentales del ser humano.
En correspondencia con el autor, me inclino por su enfoque porque considero que el niño al ingresar a la escuela ya trae algunos conocimientos de la lengua escrita. Y como diría Fraca de Barrera (1997) el niño posee ciertos esquemas del lenguaje que se escribe que irá ajustando de acuerdo con los saberes nuevos proporcionados por el docente. En tal sentido, expreso que los maestros deben orientar su didáctica de lectura y escritura tomando en cuenta, por un lado, los conocimientos previos de sus estudiantes y, por otro, los maestros deben incorporar información nueva, relevante y significativa ajustada a lo que ellos ya tienen, para permitir una interacción natural y afectiva con el material de lectura. Es el docente el que debe estar ganado a generar prácticas de lectura y escritura con los estudiantes, para establecer un proceso de interacción entre el nuevo material de lectura a ser aprendido y la estructura cognitiva existente en los discentes.
Es a través de la lectura y la escritura que los individuos lograrán interactuar con el medio que les rodea y desenvolverse en una sociedad que requiere de ellos un alto nivel de competencias comunicativas para comprender y producir discursos coherentes. Es por ello, que me inclino preferentemente hacia la definición de lectura y escritura aportada por Fraca de Barrera (ob.cit.,) concibiéndolas “como instrumentos de carácter social, cognoscitivo y lingüístico” (p.73). En consecuencia el potencial que posee la lectura y escritura es incalculable. Utilizar el lenguaje para satisfacer necesidades personales, ayuda a comunicarse mejor con otros. No obstante, es propio señalar que esta noción de lectura y escritura no es tomada en cuenta por todas las instituciones educativas, ya que éstas y sus maestros continúan apegados a viejas concepciones sobre la enseñanza de la lectura y escritura, a pesar de los numerosos estudios e investigaciones que han aportado directrices al respecto y como las señaladas en este texto de opinión. En tal sentido, siguiendo a Lerner (1994), creo que se debe producir un cambio tanto en la didáctica de los docentes como en el sistema escolar, para renovar la forma en que la escuela ha concebido tradicionalmente su misión alfabetizadora.
Mi didáctica iba dirigida hacia la práctica de la lectura. Procedí a informales a los alumnos que íbamos a practicar la lectura diariamente. Antes esa situación, en su mayoría, los estudiantes se mostraron renuentes para realizar esta actividad, acotando que no sabían leer y no comprendían lo que leían; lo que me llevó a suponer que el tratamiento de la lectura en los grados anteriores no fue natural ni efectiva para ellos.
Ante este panorama, decidí abordar a los educandos a través de preguntas sencillas como: ¿Qué podemos leer? ¿Creen ustedes que la lectura es importante? ¿Qué será la lectura? ¿Cuánto tiempo dedican a la lectura? ¿Porqué creen que se les dificulta la lectura?¿Utilizan estrategias para comprender lo leído?¿Saben ustedes que la lectura y la escritura son actividades que contribuyen al desarrollo integral del individuo? ¿Practican la lectura con su docente diariamente?
En vista de las respuestas obtenidas, el diagnóstico me permitió determinar las debilidades que poseían los estudiantes en relación con la lectura. Para contrarrestar tal situación decidí confrontar a los estudiantes con diversos textos de lectura de su agrado e interés. En su mayoría, los estudiantes seleccionaron el texto narrativo (el cuento) y, considero que se inclinaron por esta estructura textual porque es el tipo de textos que aparece con más frecuencia en los libros escolares. Posteriormente, se procedió a realizar la lectura silenciosa para luego comentarla. En esta actividad se evidenciaron varios aspectos importantes como: la falta de comprensión del tema y la trasferencia del contenido a contextos reales. Pero, en vista de la problemática, opté por servir de modelo, realizando la lectura en voz alta del texto con las pausas y entonaciones debidas .A su vez, apliqué estrategias cognitivas como el parafraseo, la inferencia, el resumen, la predicción, entre otras.
Posterior a lo realizado, comencé a hacer preguntas relacionadas con la lectura, tales como: ¿Cuál era el título de la lectura? ¿Qué les refiere el título? ¿Cómo comenzaba la narración? ¿Cuál era el desarrollo? ¿Qué sucedió al final? ¿Cómo finalizaría la lectura para ustedes si cambiaran ese desenlace? ¿Tiene esta historia relación con alguna situación de la vida diaria? ¿En qué contexto puede aplicarse los conocimientos aquí adquiridos?
Reitero estar convencida de que el enfoque pedagógico cognoscitivo es fundamental en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, ya que nos permite mediar la adquisición del conocimiento de los estudiantes, para que estos construyan sus propias ideas y las organicen. En otras palabras, incita al estudiante a construir su aprendizaje a partir de su realidad y a realizar transferencia de los conocimientos adquiridos a cualquier ámbito o contexto que lo requiera.
Referencias Bibliográficas
Cool, C. (1993). Psicología y didáctica: demarcación e interconexión. Infancia y Aprendizaje.
Barcelona: Grao
Lerner, D. (1994). Capacitación en Servicio y Cambio en la Propuesta Didáctica Vigente.
Lectura y Vida. 15 (3), (33-54). Buenos Aires.
Falcón de Ovalles, J. (2003). La Enseñanza de la Lectura en Venezuela: De la Escuela Nueva
al Constructivismo y Análisis del Texto. Carcas: Universidad Pedagógica Experimental
Libertador. Vicerrectorado de Investigación y Postgrado.
Fraca de Barrera, L. (1997). La Naturaleza de la Lengua Escrita. Letras 54 - 55 . Caracas:
UPEL – CILLAB.
Marcos, J. (1995). Claves de la Psicología del Aprendizaje Actual. EspañaUniversidad de la
Coruña.